El bateo o lavado de oro es la extracción de oro de un caudal de agua mediante el uso de una batea que se llena de arena sumergiéndola en la corriente. Al removerla con la mano, se desprende la grava hasta dejar solo la arena y las posible pepitas de oro.
Los arrastres hacen que el agua rompa las piedras de cuarzo liberando las pepitas de oro que llevan dentro. Una vez liberadas, estas pepitas son laminadas por los cantos rodados, que son arrastrados por los cauces de los ríos, quedando divididas en múltiples y pequeñas partículas. El mayor peso del oro hace que las partículas de oro se depositen en los fondos de los saltos de agua y en los remansos de los recodos de los ríos, fuera de las corrientes fuertes.
Aunque en la actualidad, debido a su baja rentabilidad, tiende a tener una finalidad turística, lúdica y deportiva, la práctica continúa vigente como medio de subsistencia en numerosas zonas rurales alrededor del mundo.
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